Conocí a un chico de veintitrés años,yo tenia diecinueve.En el primer encuentro me confeso que
había estado preso por robo.Me pareció sincero y arrepentido. Supuse que no seria nada fácil el
contar ese hecho, y por eso valore el gesto.A mi familia no le dije nada de esto.Pasaron algunos
meses y el se mostraba bueno, comprensivo, dulce.Me cuidaba, estaba pendiente de mi casi todo
el tiempo.Yo estaba muy enamorada.Lo lleve a casa, mi familia ignoraba su anterior historia y lo
acepto muy bien, hasta le tomaron cariño. A los ocho meses de estar de novios,volvió a reincidir.
Asalto junto a otros tres malvivientes, a una joyería muy importante del centro de la ciudad en la
cual vivo, Santa Fe.Además del robo, hirieron a la persona encargada de seguridad y golpearon a
uno de los empleados,que según los medios, se había mantenido en silencio y quieto. Al huir, en
un automovil robado seguían disparando. Estaban armados y dispuestos a todo. La policía dio con
ellos y nuevamente, el que hasta entonces era mi novio, quien yo creía arrepentido y sincero fue a parar a la cárcel, preso. Para mi fue un golpe tremendo en el corazón. Saber que estuve todoese
tiempo enamorada de un delincuente.Sentía el horror de haberlo llevado a mi casa, no contarles a
mi familia la verdad y de haberlos expuesto a todos a quien sabe que cosas, porque de alguien así,se puede esperar lo peor. Lloré, sufrí muchisimo y sentí una gran vergüenza.Pero eso si, tengo
bien claro que a ese individuo ,por mas que algún día salga de la prisión, nunca mas lo volveré a
tratar.No quiero saber mas nada de el. Ahora estoy segura de que nunca mas le volvería a creer.
También se , que volvería a reincidir una y mil veces. Debería haberme dado cuenta antes. Pero
aprendí, ahora se que como bien lo dice el refrán : "Para muestra basta un botón ".
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